En un local de jazz hay cinco bateristas sentados alrededor de una caja pero solo disponen de cinco baquetas para tocar. Los bateristas escuchan la música hasta que el deseo de intervenir les sobrepasa y tienen que tocar. Cuando quieren tocar cogen las dos baquetas que tienen a su lado si están disponibles y redoblan hasta que se les cansan los brazos. Si las baquetas no están disponibles esperan con ansiedad a que sus compañeros las liberen.
Los bateristas pueden escuchar sin tocar por un tiempo aleatorio que puede ir de los 5 a los 20 segundos pero cuando les sobreviene el ansia de tocar morirán por aneurisma al cabo de un minuto si no logran meter baza. Cuando tocan, los bateristas de Jazz suelen perder el ritmo entre los 2 y los 15 segundos de haber empezado. Tras haberse perdido siguen tocando cinco segundos más hasta que se percatan de las miradas asesinas que les lanzan desde el público, solo entonces paran y sueltan las baquetas.
Más de un baterista puede tocar a la vez, para ellos nunca hay demasiados redobles en un tema, pero siempre necesitan las dos baquetas para hacerlo.
Al ser bateristas de jazz consideramos que el tema no acaba nunca.
Necesitamos un algoritmo para controlar que ningún baterista muera por aneurisma y que puedan alternar eternamente entre tocar y escuchar el tema infinito.